Página asesina, Julio Cortázar



En un pueblo de Escocia venden libros con una página en blanco perdida en algún lugar del volumen. Si un lector desemboca en esa página al dar las tres de la tarde, muere.


Otros cuentos de Julio Cortázar en este blog:
-
Instrucciones para llorar

Otros cuentos de terror en este blog:
- Minicuentos de fantasmas
-
El enfermo, Alfonso Sastre

Enlaces de interés:
- Página web de
Julio Cortázar

[Imagen: Reading is to the mind what exercise is to the body, Flickr]

Decálogos: del alumno y del profesor

Decálogo del alumno (aunque en realidad son trece...):

  1. El alumno siempre tiene la razón, pero no se la dan.
  2. El alumno nunca copia, se informa.
  3. El alumno nunca duerme en clase, reflexiona.
  4. El alumno no habla en clase, intercambia impresiones.
  5. El alumno no hace el vago en gimnasia, guarda energías.
  6. El alumno no suspende, le suspenden.
  7. El alumno no fuma, se estimula.
  8. El alumno no dice tacos, se descarga.
  9. El alumno no insulta a los profesores, les recuerda lo que son.
  10. El alumno no destroza el colegio, lo decora.
  11. El alumno no lee revistas en clase, se culturiza.
  12. El alumno no tira tizas en clase, estudia su gravedad.
  13. El alumno no toca los órganos sexuales de las chicas, estudia su anatomía.


Decálogo del buen profesor (escrito por Pedro Morales):

  1. Nunca comuniques a tus alumnos los objetivos de la asignatura si es que alguna vez los has pensado. Los alumnos podrían llegar a darse cuenta de que la asignatura es inútil.
  2. La información es fuente de poder: si no quieres perderla manténte siempre en cierta ambigüedad. No des normas claras, ni mucho menos digas qué y cómo vas a evaluar. Te expones a perder autoridad o que tus alumnos dejen de venir a clase. ¿Para qué iban a hacerlo? Cuanto menos te definas estarás más a salvo de las críticas.
  3. Empéñate en explicar toda la asignatura en tiempo de clase: puedes dar por supuesto que tus alumnos no saben leer. Además si no te pasas toda la clase explicando, tus alumnos podrían llegar a darse cuenta de que no sabes otra cosa.
  4. Convierte tus clases en clases de dictador. Cuanto más copien tus alumnos, mejor, y cuanto más deprisa, mejor todavía: así no habrá tiempo para preguntas inútiles o incómodas. Si además las cosas van mal, se deberá siempre a los malos apuntes, no a tus explicaciones.
  5. Evalúa al final del curso o al final de la evaluación, o con pocos exámenes, o por lo menos –y esto es realmente importante- con muy pocas preguntas. A la emoción del examen añadirás la emoción de la lotería. Y ya sabemos todos que el que no sabe una o dos preguntas no puede saber ninguna otra.
  6. No se te ocurra evaluar con frecuencia a lo largo del curso, aunque sea de una manera más sencilla e informal, porque los alumnos podrían enterarse de lo que saben, de lo que no saben y de lo que deberían saber. Si esto llega a ocurrir, te expones a tener que aprobar a todos al final, y sufriría tu prestigio de mantenedor de un alto nivel de exigencia.
  7. No caigas en la tentación de guardar artículos de periódicos, revistas que tengan que ver con la asignatura, y mucho menos se te ocurra llevarlos a clase. Mantén el prestigio de la ciencia pura.
  8. Nunca confíes en la motivación de tus alumnos ni en su capacidad de aportar algo que merezca la pena. Si se han embarcado en una carrera de cinco años es porque no tienen otra cosa mejor que hacer. Y si se trata de niños, lo mismo pero peor.
  9. Convéncete de que somos pobrísimos y de que la escasez de medios nos impide hacer las cosas mejor. Fotocopiar unos simples apuntes o un sencillo guión es carísimo. Si en tu centro hay posibilidad de utilizar transparencias, audiovisuales u otros cachivaches, no lo hagas: esos juguetes infantilizan la clase.
  10. Cuando no puedas echar la culpa a los alumnos de lo mal que van las cosas, échasela a la estructura. Los profesores somos ciudadanos libres de toda sospecha.

[Visto en Club Telépolis y Lycos]

Incunable

Del lat. incunabŭla, "pañales":

Definición de la RAE:


1. adj. Se dice de toda edición hecha desde la invención de la imprenta hasta principios del siglo XVI. U. t. c. s. m. [Usado también como sustantivo masculino]


Definición de María Moliner:

adj. y n. m. Obra *impresa en el siglo XV y principios del XVI.






El Sinodal de Aguilafuente, impreso en 1472, es el primer incunable español conocido. El único ejemplar que se conserva se encuentra en el archivo catedralicio de Segovia y fue descubierto en 1930.



Enlaces de interés:

- Incunable (en Wikipedia)
- El Sinodal de Aguilafuente
- Biblioteca Nacional de España

Acercarse al libro es...

Acercarse al libro es un rito, un modo de recuperar la nostalgia por lo que ya no tenemos, un medicamento contra la soledad o una apropiación de historias que no vivimos y cuya lectura alimentan nuestro desarrollo espiritual.


[Ciego de Ávila]

Lo que he leído este año (2008)

Aunque seguiré actualizando esta entrada hasta que termine con las lecturas de todo el año, ahí dejo un listado de los libros que recuerdo llevar leídos hasta ahora por si alguien no sabe qué leer. Me han encantado:
  • Mi tío Spencer, A. Huxley (relatos. Son todos muy buenos, pero "El pequeño Arquímedes" me impresionó).
  • El diablo, L. Tolstói (novela corta que se publicó póstumamente. El escritor, temeroso de que su mujer encontrase el manuscrito, lo guardaba en la caña de una de las botas que llevaba puestas y nunca se separaba de él. La historia -que parece ser está basada en hechos reales, tal vez en el propio Tolstói- cuenta la atracción fatal que un conde, aún soltero, mantiene con una voluptuosa campesina).
  • Tiempo de silencio, L. Martín Santos (por algo es uno de los libros más importantes de la narrativa española. Requiere una lectura sin prisas y un lector dispuesto a volver atrás una y otra vez para no perder el hilo -con esto quiero decir: no apto para leer en el metro, al menos hasta que eres tú el que controlas el argumento-).
  • Cometas en el cielo, Khaled Hosseini (¡¡Enganche total!! Creo que me lo leí en dos días. Sobre el telón de fondo del Afganistán ocupado por los talibanes, es la historia sobre la amistad de dos padres y dos hijos. Muy bonito).
  • Los ojos del hermano eterno, S. Zweig (leyenda oriental que narra la historia de Virata, el juez más célebre del reino que descubre el valor absoluto de la vida. El tópico del beatus ille en su máximo apogeo. Adoro a este autor. Tengo que escribir más reseñas porque he leído muchos libros suyos).
  • Montaigne, S. Zweig (el escritor, que se suicidó antes de terminar el libro, se centra en el Montaigne que lucha por mantener su propia independencia en una sociedad cada vez más brutal y gregaria).
  • La maravillosa historia de Peter Schlemihl, A. von Chamisso (sobre el pacto demoníaco. En el blog -con la misma etiqueta- hay una entrada sobre este libro).
  • Una historia de la lectura, A. Manguel (ensayo que atrapará a todo aficionado al libro y a la lectura, con mil anécdotas -algunas muy curiosas- sobre libros y lectores, como las formas de los libros o las funciones que cumplía la lectura en público a lo largo de la historia. De lo más entretenido).
  • Expiación, Ian McEwan (he vuelto a recuperar la confianza en este autor. Me había gustado mucho El placer del viajero; después me leí Amsterdam y Amor perdurable, de las que apenas recuerdo el argumento. La de Expiación es una novela que me ha tenido enganchada hasta el final: atrapada en la vida de la familia Tallis, no me hubiese importado que la historia se hubiera alargado 500 páginas más. Por favor, leedla).
Juveniles estupendos:
  • El enigma Vermeer, Blue Balliet (lectura juvenil sobre dos niños que investigan el robo de unos cuadros de Vermeer. Lo recomiento para los chavales).
  • Cuentos para jugar, G. Rodari (recoge veinte cuentos cuyos desenlaces quedan abiertos a tres finales distintos. Para estimular la creatividad).
Me esperaba más:
  • El libro negro de los cuentos, A. S. Byatt (de relatos. De los cinco que contiene me ha gustado mucho uno, "Arte corporal"; los otros me han dejado bastante indiferente).
  • Las afinidades electivas, J. Wolfgang von Goethe (no está mal, pero no llegó a engancharme del todo. Tiene partes muy buenas, pero después de leer la contraportada del libro me esperaba más. De todas formas, no deja de ser Goethe).
Ni los he terminado por aburridos:
  • Al sur de la frontera, al oeste del Sol, H. Murakami (me dejé llevar por dos entusiastas del escritor y lo compré... Menos mal que lo pillé en edición bolsillo. Lleno de tópicos y más previsible que los regalos de comunión).
  • Lo que sueñan los lobos, Yasmina Khadra (me faltan cien páginas para terminarlo, pero me resulta más frío que un bloque de hielo: me da exactamente igual lo que le pase al protagonista, un joven argelino que se va convirtiendo en integrista. Al principio promete, pero según vas leyendo te das cuenta de que la autora no consigue transmitir ninguna emoción. Ni punto de comparación con Cometas en el cielo).
  • Memorias de Adriano, M. Yourcenar (fue uno de los libros que me reservé como lectura playera, pero no he logrado terminarlo. Reconozco que está escrito con una elegancia y una prosa maravillosas, pero no he conseguido sentir nada por Adriano. Tal vez lo retome en otra ocasión y le dé una segunda oportunidad. Igual no era el momento. Yo qué sé. ¿Se puede decir que no te gusta un clásico? ¡Glups!).

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