Acabo de leer en Público que, según una encuesta realizada en el Reino Unido con motivo del Día Mundial del Libro, muchos británicos admiten haber leído libros solamente para impresionar a sus interlocutores. Algunos de los libros de los que presumen son 1984, de George Orwell, Guerra y Paz, de Tolstoi, y Ulises, de James Joyce.
Cuando se les preguntó qué autores leían con mayor gusto, un 61% de los encuestados citó a J.K. Rowling, la autora de la saga de Harry Potter y un 32% al autor de best-sellers John Grisham (jajaja... antes se pilla a un mentiroso que a un cojo).
Cuando se les preguntó qué autores leían con mayor gusto, un 61% de los encuestados citó a J.K. Rowling, la autora de la saga de Harry Potter y un 32% al autor de best-sellers John Grisham (jajaja... antes se pilla a un mentiroso que a un cojo).
A mí, personalmente, ya no hay nada que me sorprenda sobre todo después de que un amigo me dijera un día que para él era una pérdida de tiempo eso de leer y lo que hacía (porque lo consideraba mucho más práctico) era aprenderse las contraportadas de los libros para luego hablar sobre ellos o, al menos, decir que leía mucho. Lo que yo todavía no entiendo es por qué necesitaría decir que leía mucho si, en teoría para él, eso carecía de importancia... Pero bueno, aquí podemos entrar en un círculo vicioso (o, lo que es lo mismo, del absurdo) que no llevaría a ninguna parte.
En fin, ellos se pierden leer maravillas como Guerra y Paz o novelas tan visionarias como 1984 (Ulises sí que no me la he leído, pero es que me da una perezaaaaaa).
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