Sobre el uso de mayúsculas y minúsculas


Aunque el tema ortográfico de mayúsculas y minúsculas es el menos fijado en el idioma español, se pueden dar unas pautas generales que sirvan para no caer en la costumbre, cada vez más extendida, de poner mayúsculas a todo (como estamos habituados a ver en el alemán o inglés). Este uso se justifica, solamente, por el deseo de expresar exaltación, respeto, veneración o interés personal o colectivo, que nada tienen que ver con razones puramente ortográficas (son las llamadas mayúsculas subjetivas, como ocurre con palabras como ciencia, generación, arte, corporación, literatura, nación, reino, patria, institución, etc., que tienden a escribirse con mayúscula). De esta forma es habitual ver, por ejemplo en escritos religiosos, en mayúscula palabras como Misa, Cruz, Hostia, San Benito o Sagrada Forma (solo se admite en mayúscula Dios y Divinidad y cualquier sinónimo de estos: Creador, Hacedor, Altísimo...).

Como norma general orientadora debe tenerse en cuenta que el español debe tender a la minusculización.

Solo deben estar en mayúscula:

  • los nombres propios (antropónimos: Federico, Raimundo, Clotaldo... y topónimos: Santiago de Compostela, Italia, Atenas...) o específicos de algo (ley de Prensa e Imprenta; profesor de Lengua);
  • las palabras que comienzan oración o están después de punto (incluyendo los signos de exclamación e interrogación: ¿Lo ves? Cuando miré...);
  • los títulos de obras (El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha)

Por lo tanto, siempre deben escribirse en minúscula (pongo los errores más comunes):

  • los antenombres como señor, don, san o santo, venerable..., incluyendo los tratamientos extranjeros usados en español, que deben adaptarse a nuestra grafía;
  • los títulos, cargos y empleos como general, papa, duque, presidente... (el rey Juan Carlos; el papa Benedicto; el presidente Zapatero...). Solo en la correspondencia privada o comercial es lícito escribir con mayúscula el nombre del cargo siempre que no se añada el nombre del interesado (Estimado Señor Presidente) o cuando están abreviados (Sr. D. Martínez);
  • en cuanto a topónimos, no hay razón para escribir con mayúscula océano, río, península, sierra, golfo... aunque hay excepciones como Río de la Plata (nombre de un estuario), Selva Negra (grupo montañoso) o Picos de Europa (macizo del norte de España); lo mismo ocurre con la toponimia urbana: calle del Doctor Esquerdo, paseo de la Castellana, avenida de América, parque del Retiro...
  • los nombres de los planetas se escriben en mayúscula, incluyendo la Tierra (tierra con minúscula se refiere a la materia de que está compuesto nuestro planeta: un puñado de tierra), la Luna (luna con minúscula cuando hablamos de las fases de la luna: luna creciente, menguante, nueva... o expresiones como luna de miel) y el Sol (excepto expresiones como eres un sol);
  • los meses, días y estaciones del año se deben escribir en minúscula. No expresan lo mismo: por fin llegó julio que por fin llegó Julio. Solo se escriben con mayúscula cuando forman parte de nombres de festividades, fechas o acontecimientos históricos, vías urbanas, edificios, etc.: Viernes Santo, Primavera de Praga, plaza del Dos de Mayo, Hospital Doce de Octubre;
  • los nombres de los puntos cardinales (excepto cuando están abreviados: N, S, E, O);
  • en cuanto a los apodos, el artículo no forma parte de ellos, por lo que se debe escribir Manuel Benítez, el Cordobés; Doménikos Theotokópoulos, el Greco);
  • después de dos puntos se escribe siempre en minúscula, excepto cuando se citan palabras textuales (Dice el refrán: "Año de nieves, año de bienes") o en una carta: Estimado amigo: [punto y aparte] Como te comenté...);
[Imagen: Galaxio.com]

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