Yo, Claudio, Robert Graves

Voy acordándome de lecturas hechas el año pasado (es el problema de no ir anotándolas, pero por mucho que me lo proponga, jamás lo hago; y si empiezo a hacerlo luego me olvido de que lo estoy haciendo).

Allá por enero de 2009, decidí que ya era hora de quitarme una vieja espina viajera y saqué billete a Roma para Semana Santa. Para saborear más mi visita a la ciudad eterna, me enfrasqué en la lectura de otra espina, esta vez literaria: Yo, Claudio, de Robert Graves. Ninguna de las espinas me defraudó.

Sobre Roma no voy a extenderme: solo decir que es una ciudad museo increíble, que tiene la capacidad de sorprenderte en cada esquina, que algún día volveré (para eso eché la moneda en la Fontana de Trevi), que el Lambrusco está riquísimo y que viva la pasta y el parmesano.



Sobre Yo Claudio me extenderé un poco más (principalmente porque de esto va la entrada y el blog): en primer lugar tengo que decir que, si te atrae el mundo del imperio romano, con sus intrigas familiares y de Estado y sus sangrientas purgas, es una novela histórica que no te puedes perder.



Graves la publicó en 1934 y con el paso del tiempo se convirtió en uno de los grandes clásicos del siglo XX.

Desde que se empieza, engancha. Inolvidable (y ya clásico) es el comienzo:

Yo, Tibero Claudio Druso Nerón Germánico Esto-y-lo-otro-y-lo-de-más-allá (porque no pienso molestarlos todavía con todos mis títulos), que otrora, no hace mucho, fui conocido de mis parientes, amigos y colaboradores como "Claudio el Idiota" o "Ese Claudio", o "Claudio el Tartamudo" o "Clau-Clau-Claudio", o, cuando mucho, como "El pobre tío Claudio", voy a escribir ahora esta extraña historia de mi vida.


Así comienza a contar la extraña historia de su vida un hombre que se dirige, de una manera confidencial, a la posteridad.

Esta supuesta "autobiografía", que fue objeto de una excelente adaptación televisiva por la BBC, está considerada una de las mejores novelas históricas del siglo XX. Su protagonista, que llegará a ser emperador romano en contra de sus deseos, recrea una época brillante y sombría, maravillosa y cruel por la que pasan personajes tan inquietantes como el propio Augusto, Tiberio, Octavia, Marco Antonio, Livia, Julia, Agripina, Germánico, Nerón, Lesbia o Calígula. (los personajes femeninos tienen una fuerza increíble). Con la multitud de personajes que aparecen puede uno perderse, pero el libro incluye un útil árbol genealógico para no perder las referencias. Es, por otro lado, una novela en la que se recrea con una gran fidelidad y detalle las costumbres y cultura de una época que es alucinante.

A veces, cuando estoy leyendo un libro, subrayo frases que me llaman la atención. De este, me quedé con la que sigue:

Siempre se jactaba de sus antepasados, como lo hace la gente estúpida que tiene conciencia de que ella misma no ha hecho nada digno de jactancia.


Así que si queréis y tenéis ganas de pasar un rato divertido, enfrascaros en una novela que enganche y empaparos con las intrigas de los romanos, ya sabéis.


- Más sobre Yo, Claudio en Bibliópolis.
- Descargar el libro en Links Olé.
- Idus. El Imperio Romano (con amplia información sobre la época).
- Hay buena información sobre Roma en En Roma, en Rome-Turism y, por supuesto, en la Wikipedia.
- Sobre Claudio.


[Imagen del Foro Romano: Cristina Rivero de Aguilar]

1 comentario:

mrwilliam dijo...

Una historia apasionante, una familia apasionada y una lectura desbordante. Imprescindible.

Un saludo

MrWilliam

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