Libros que nos han cambiado la vida

De vez en cuando aparece un listado de títulos literarios elegidos por personas de renombre (normalmente escritores o gente relacionada con la literatura) que siempre me resulta curioso por eso de ver cuántos libros del listado me he leído y saber ser cada vez más selectiva. Este verano ha sido el periódico El País el que ha elaborado una encuesta a un centenar de escritores sobre los diez libros que han cambiado su vida.

Lo mejor de la encuesta es que aparecen todos los participantes con sus nombres y el listado de cada uno. Lo peor (en mi opinión, claro) es que al lado de cada libro deberían haber puesto la razón de por qué ese libro determinado les cambió la vida. Mi curiosidad llega al punto de que casi me interesa más la causa que el producto. Por ejemplo, y por hablar de la primera de la lista, me gustaría saber a qué edad leyó Josefina Aldecoa Anna Karenina, o en qué circunstancias, para que le cambiase la vida (porque es uno de mis novelas favoritas, pero yo, por ejemplo, la leí con veinte años, cuando mi romanticismo estaba a flor de piel y si me cambió en algo fue en pensar que eso del adulterio está fatal y que hay que enfrentarse a todos los problemas) y no deja de ser curioso que esta misma escritora elija en segundo lugar otra novela sobre el adulterio como Madame Bovary (que leí con dieciséis y que, aunque me gustó mucho, no me cambió en nada). Me encantaría saber en qué le cambió la vida, a Juan José Millás, Robinson Crusoe, o a Sergio Ramírez El maestro y Margarita, y así con todos. Porque además me surge otra duda: ¿qué les cambió del libro, su forma de ver la vida o (ya que todos son escritores) su manera de enfrentarse a la literatura? Porque una cosa es que un libro te guste mucho, pero otra muy distinta es que te cambie la vida. Ambos criterios serían de lo más interesante para (se me ocurre) animar a los escolares a leer.

Benjamín Prado, autor del reportaje titulado "Cien escritores en español eligen los 100 libros que cambiaron su vida", se pregunta que cuántos habrán dicho toda la verdad y cuántos habrán respondido a la defensiva y deja una pregunta en el aire: ¿qué habrán preferido algunos de ellos: ser francos o quedar bien? De todo habrá, e incluso hacer un poco de publicidad (completamente innecesaria), como en el caso de Luis García Montero y Almudena Grandes (marido y mujer) que incluyen un título de cada uno en sus respectivos listados; tal vez fue tras la lectura de esos libros cuando se conocieron, y eso sería muy bonito. Pero no saber la causa hace que ya no me fíe de su criterio. Sí me fio, en cambio, de Elvira Lindo, porque ya no solo no incluye ninguno de Muñoz Molina, sino que en su listado de libros están El Lazarillo, Luces de Bohemia o Pedro Páramo, títulos con los que coincido con ella ya que yo los tuve que leer en el colegio y con ellos descubrí (por eso me cambiaron la vida, junto con La Celestina) que no solo te lo pasas bien con los libros de Los Cinco. Así que, siguiendo su lista, me voy a leer Mrs. Dalloway, Los muertos, a Munro y a Cheever porque estoy segura de que voy a disfrutar de ellos (a estas alturas ya no creo que me cambien la vida, aunque... ¿quién sabe?), y si no me gustan siempre me quedará la opción de dejarlos a la mitad y empezar con otro. Es lo bueno de los libros, que aunque los dejes a medias nunca te lo echarán en cara.

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