Uno de los libros que he estado leyendo este verano (y que recomiendo) ha sido La maravillosa historia de Peter Schlemihl, de Adelbert von Chamisso, una peculiar versión del tema del pacto demoníaco.
Schlemihl es un joven ingenuo que en una reunión mundana conoce a un inquietante hombre vestido de gris a quien le vende su sombra a cambio de una bolsa de oro inagotable. El escarnio público y el ocultamiento avergonzado no serán las únicas consecuencias de su venta: por rico que sea, el protagonista no puede tener a la mujer que ama porque, como dice el padre de la joven, "ni a un perro le falta su sombra". Schlemihl aprenderá que el que quiera vivir entre los hombres lo primero que debe venerar es su sombra y, después, el dinero.
Adelbert von Chamisso, cuyo nombre real era Louis Charles Adelaide de Chamisso, nació en 1781 en la Campaña, Francia. Hijo de un militar, pasó la infancia en su país natal pero tenía once años cuando las convulsiones políticas lanzaron a la familia a un período de errancia por los Países Bajos, Holanda y Alemania. En 1796, el joven Adelaide consiguió la plaza de paje de la reina consorte de Federico Guillermo de Prusia. Más tarde, atribulado, combatió en las guerras napoleónicas, cayó prisionero y de regreso en Berlín empezó a escribir. Se dice que nunca llegó a hablar bien en alemán, pero en ese idioma hizo toda su obra literaria. Fue protegido de Fichte, habitual del salón de madame de Staël y cabal figura romántica. Paralelamente estudió Ciencias Naturales y en 1815 fue nombrado naturalista de una expedición alrededor del mundo. Durante tres años navegó de Hamburgo o Copenhague a Brasil, el Cabo de Buena Esperanza o Manila. La escisión que había sobrellevado casi toda su vida se selló entonces: en tierras exóticas, von Chamisso sintió que la lengua, la ciencia, la amistad y los azares del destino lo habían convertido en alemán. Federico Guillermo, que admiraba su arte, lo nombró conservador del Jardín Botánico de Berlín, donde, famoso ya como poeta, murió en 1838.
El libro (106 páginas) lo leí editado por Interzona, dentro de la colección Línea C dirigida por Marcelo Cohen y traducido por Pablo Gianera.
[Ilustración tomada de Cabinet Magazine]
Schlemihl es un joven ingenuo que en una reunión mundana conoce a un inquietante hombre vestido de gris a quien le vende su sombra a cambio de una bolsa de oro inagotable. El escarnio público y el ocultamiento avergonzado no serán las únicas consecuencias de su venta: por rico que sea, el protagonista no puede tener a la mujer que ama porque, como dice el padre de la joven, "ni a un perro le falta su sombra". Schlemihl aprenderá que el que quiera vivir entre los hombres lo primero que debe venerar es su sombra y, después, el dinero.
Adelbert von Chamisso, cuyo nombre real era Louis Charles Adelaide de Chamisso, nació en 1781 en la Campaña, Francia. Hijo de un militar, pasó la infancia en su país natal pero tenía once años cuando las convulsiones políticas lanzaron a la familia a un período de errancia por los Países Bajos, Holanda y Alemania. En 1796, el joven Adelaide consiguió la plaza de paje de la reina consorte de Federico Guillermo de Prusia. Más tarde, atribulado, combatió en las guerras napoleónicas, cayó prisionero y de regreso en Berlín empezó a escribir. Se dice que nunca llegó a hablar bien en alemán, pero en ese idioma hizo toda su obra literaria. Fue protegido de Fichte, habitual del salón de madame de Staël y cabal figura romántica. Paralelamente estudió Ciencias Naturales y en 1815 fue nombrado naturalista de una expedición alrededor del mundo. Durante tres años navegó de Hamburgo o Copenhague a Brasil, el Cabo de Buena Esperanza o Manila. La escisión que había sobrellevado casi toda su vida se selló entonces: en tierras exóticas, von Chamisso sintió que la lengua, la ciencia, la amistad y los azares del destino lo habían convertido en alemán. Federico Guillermo, que admiraba su arte, lo nombró conservador del Jardín Botánico de Berlín, donde, famoso ya como poeta, murió en 1838.
El libro (106 páginas) lo leí editado por Interzona, dentro de la colección Línea C dirigida por Marcelo Cohen y traducido por Pablo Gianera.
[Ilustración tomada de Cabinet Magazine]
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